Hay quienes llaman al estrés la enfermedad el siglo XXI, y es que, debido al acelerado estilo que de vida que llevamos hoy en día, es común que personas de todas las edades, incluyendo niños y adolescentes, sientan los estragos del estrés en su mente y en su cuerpo.
El estrés es una reacción natural que pone a nuestro cuerpo en alerta cuando detecta algún tipo de amenaza, o se encuentra ante una situación imprevisible o que percibimos como fuera de nuestro control, y se puede manifestar con síntomas físicos, psicológicos y emocionales. Normalmente aparece por un breve período de tiempo y desaparece con rapidez, sin embargo en la actualidad hay quienes lo manifiestan de forma crónica, convirtiéndolo en un riesgo para la salud.
Entonces ¿puede existir el estrés positivo?
La respuesta es sí, y los expertos incluso tiene un nombre para éste: “eustrés” . El “eustrés” sin embargo no aparece por sí solo, es resultado de una canalización positiva del estrés en sí. Es decir el que estrés derive en “negativo” o “positivo” depende de nosotros y de cómo afrontamos cada situación.
Por ejemplo si vas a mudarte puedes ver esta situación como una altamente tensionante, sin embargo puedes hacer la conversión de estrés a “eustrés” si concentras esa energía en planear y organizar la mudanza para evitar sentirte agobiado. De esta manera, gestionas los agentes estresores y lidias con ellos desde una perspectiva abierta y creativa.
Esta nueva perspectiva brinda múltiples beneficios, entre los que se encuentran:
- Estabilidad: Al sentir que la situación está bajo tu control, puedes mantener la calma con mayor facilidad.
- Concentración: Te permite concentrarte en la resolución del problema en vez de concentrarte en el problema en sí.
- Creatividad: Estimula a tu mente a buscar diferentes soluciones a la situación que enfrentas.
- Alerta: Te mantiene atento pero sin llegar a afectar tu estado emocional.
Ahora ¿cómo podemos poner en práctica el eustrés? Existen diferentes formas en que podemos practicar la transición de un enfoque a otro. Por ejemplo:
- Antes de agobiarte, respira, dale a tu mente la oportunidad de procesar racionalmente lo que está sucediendo.
- Piensa en positivo, en vez de decir “tengo demasiado trabajo” piensa “¿cómo puedo administrar mejor estas actividades?”
- Aprende a organizar tu tiempo, incluso tu tiempo libre, establece prioridades y date un descanso entre cada actividad.
- Date tiempo para ti. Tus hobbies y tus actividades de ocio también son importantes y te permiten mantener un sano equilibrio en tu vida.
- Práctica ejercicio y la meditación también son herramientas que te ayudan a mantener un balance, mente cuerpo y espíritu y a las que puedes recurrir ante una situación de estrés.
Como puedes ver, tenemos a la mano herramientas que nos permiten ver las cosas desde un enfoque diferente y afrontar el estrés desde una perspectiva positiva.