Después de casi 3 meses de confinamiento e incertidumbre, poco a poco se van reactivando las actividades y la gente comienza a volver a la rutina. Para muchos esto representa una buena noticia, sin embargo para otros esto puede representar enfrentarse a un nuevo miedo: el miedo a salir a la calle.
El también llamado “síndrome de la cabaña” ha sido detectado en personas que tras pasar un buen tiempo en aislamiento, presentan dificultades para socializar y volver a realizar actividades que les eran cotidiana en su rutina previa al mismo, experimentando angustia, tristeza, apatía, nerviosismo, e incluso pánico y dificultades para dormir.
Normalmente se detecta en personas que han pasado mucho tiempo hospitalizadas, encarcelada o que viven en zonas donde el invierno las obliga a permanecer encerradas por largos períodos. Sin embargo ante la situación sanitaria sin precedente que se ha presentado en el mundo, y que ha obligado a muchos a recluirse en casa, es posible que más personas experimenten este síndrome, que, aunque no se trata de un trastorno psicológico como tal, si puede llegar a impactar la salud mental y emocional de las personas.
¿De dónde viene el miedo?
Primero debemos entender que el miedo nace del instinto de supervivencia. La cantidad de información y mensajes a los que hemos esta expuestos en los últimos meses, relacionados a los riesgos de salir de casa, han puesto a nuestro instinto de supervivencia en alerta, lo que en algunos ha desencadenado una aversión a salir. En primera porque la contingencia no ha sido superada del todo y en segunda porque se han ligado directamente las situaciones sociales con el riesgo de contagio.
Lo que hace el síndrome de la cabaña es vincular esos miedos con el exterior, generando sensaciones de vulnerabilidad y exposición cuando se está fuera del hogar. Por lo que quienes lo experimentan ven la reclusión como la única forma de mantenerse seguros.
¿Cómo combatir el síndrome de la cabaña?
1. Limita las noticias: La sobreexposición de información puede alimentar la ansiedad y el miedo. Infórmate lo necesario, pero procura dedicar la mayor parte de tu tiempo en actividades que distraigan tu mente, como tomar un curso, hacer ejercicio o leer un libro.
2. Reconoce el miedo: aceptar que sentimos temor de salir es el primer paso. Recuerda que es una emoción normal en el contexto que estamos viviendo y cada persona la procesa a su ritmo.
3. Sal poco a poco: si las condiciones te lo permiten comienza a salir gradualmente. Comienza dando pequeños paseos o realizando actividades que sean de tu agrado. ¡No te fuerces! Hazlo en la medida en la que sea cómodo para ti y recuerda siempre seguir las medidas de sanidad requeridas.
4. Establece una rutina realista: Aunque tal vez de entrada, no puedas recuperar tu rutina por completo, puedes empezar a crear una adaptada al contexto actual que incluya actividades fuera del hogar.
5. Acepta el cambio: Lo más probable es que a partir de ahora cambie la forma en que socializamos y trabajamos, lo que puede ser motivo de frustración y malestar para algunos. Así que en la medida en que aceptemos y reconozcamos que estamos en una situación fuera de nuestro control, seremos más receptivos a estos cambios y a esta nueva situación.
6. Pide ayuda: Si sientes que el temor te sobrepasa, siempre puedes platicarlo con alguien o pedir ayuda profesional para que te ayuda a superarlo.